Cuando planear se convierte en adivinar
A menos que veamos el futuro, la planeación a largo plazo en los negocios parece haberse convertido una fantasía. Hoy en día existen demasiados factores cambiando a velocidades vertiginosas y todos fuera de nuestro control: condiciones del mercado, competencia, clientes, economía, etc. Así que escribir planes a largo plazo está llegando a estar sobrevalorado, es el momento en el que planear se empieza a convertir en adivinar.
En los últimos años hemos visto a los expertos en planeación desesperarse ante la incertidumbre, y compañías tan grandes y durante mucho tiempo sólidas como HP, IBM, SONY, NINTENDO, y otras, tirar al traste las estrategias que defendieron por años o incluso inversiones de millones de dólares, porque lo que planearon ayer dejó de coincidir con el hoy.
Probablemente deberíamos dejar de llamar a los planes de largo plazo «planes», y en su lugar llamarlos «conjeturas», esto daría lugar a términos como «conjeturas de mercadeo», «conjeturas de negocio», y así por el estilo. Mi afirmación aquí no pretende que dejemos de conocer el mercado, o a nuestros clientes o a que dejemos de planear por completo para en su lugar andar a ciegas, no, en su lugar me refiero a que los planes que resultan de las investigaciones del mercado y los clientes hoy tienen muy corta vigencia, y no debemos estresarnos por intentar adivinar el futuro porque hasta donde sabemos no es posible, y aunque me habría gustado que esta brillante afirmación fuera enteramente mía la verdad es que algunos de los actuales líderes en el emprendimiento, como Jason Fried, llevan varios años aplicándola con éxito.
¿Cuándo planear se convierte en adivinar? Cuando uno toma conjeturas como planes y da por sentado que su contenido es una verdad absoluta, entra en una zona peligrosa e inestable. Algo así como irnos de paseo al creare de un volcán que puede entrar en erupción en cualquier momento, donde las nubes de ceniza pueden cegarnos y llevarnos a dar un paso en falto que nos dirija a una estrepitosa caída.
Otro problema de planear a largo plazo, es que interrumpe la improvisación que a menudo es materia prima para la innovación. Si tu empresa está amarrada a un plan de largo plazo, es posible que cuando se presente la oportunidad frente a tus narices estés demasiado distraído ejecutando el plan como para verla.
Un problema con los planes de largo plazo es que se construyen con información de ayer, ni siquiera de hoy, y luego pretendemos que sigan vigentes mañana cuando dicha información dejó de ser válida. Pero nuestro orgullo profesional y las ganas de justificar la inversión realizada en el plan pueden llevarnos a negar los cambios en el exterior y continuar con estrategias que hace tiempo dejaron de ser válidas.
Es importante conocer al cliente, conocer el mercado, conocer la competencia, conocer el producto y su ciclo de vida; es importante conocer nuestras capacidades y planear nuestro crecimiento, pero hoy el consejo es seguir al camino que han seguido algunos grandes como Jeff Bezos y su exitosa Amazon, ajustarse al corto plazo y apostar por la flexibilidad y la innovación para sobrevivir en momentos donde los demás parecen estarse extinguiendo.
Éxitos en tu camino para hacer realidad tus ideas.